- El autor norteamericano murió en Los Angeles, informó su nieto. Creador de universos fantásticos, fue uno de los más grandes escritores de ciencia ficción.
Creador de universos fantásticos, el escritor norteamericano Ray Bradbury -que falleció anoche en los Angeles a los 91 años- abarcó mucho más que el género de ciencia ficción como lo demuestran su célebre "Crónicas marcianas", uno de sus textos más emblemáticos.SEGUIR LEYENDO.-
Para Bradbury la ciencia ficción "no es otra cosa que el nacimiento de las ideas", un género inabarcable en sus infinitas fantasías, que se nutre del avance tecnológico y las epopeyas espaciales, pero también de la aventura interior del ser humano, surcada por extraños sueños y la fuerza de sus deseos.
"No soy solamente un escritor de ciencia ficción -afirmó el escritor a Télam antes de llegar a Buenos Aires en 1997 para participar de la Feria del Libro-. Si bien algunos de mis libros, como `Fahrenheit 451`, pertenecen a ese campo, en general tienen más que ver con lo fantástico". .
Jorge Luis Borges -prologuista de la primera edición española- dijo que al leerlo sintió la fuerza de una narración que aunque anticipaba los viajes espaciales, también recuperaba el corazón de viejas creencias.
"Otros autores estampan una fecha y no les creemos porque sabemos que se trata de una convención literaria; Bradbury escribe 2004 y sentimos la gravitación, la fatiga, la vasta y vaga acumulación del pasado", escribió el autor de `Ficciones` en la introducción del libro, donde además se interroga: "¿Cómo pueden tocarme estas fantasías, y de una manera tan íntima?"
"Cuando escribí el libro -contó Bradbury- la Segunda Guerra Mundial había terminado hace pocos años y ya entonces miré a la ciencia con ojos críticos. Desde entonces mantengo esa actitud y creo que hoy debemos agudizarla: basta con ver lo que sucede en Africa o en Medio Oriente, cómo la gente se está matando y cómo la técnica interviene en ello".
Perteneciente a la edad de oro de la fantasía moderna -junto a Bloch, Asimov, Sturgeon, Hainiein, Farmer, Leiber-, consideraba que la literatura dice de la relación del hombre consigo mismo, con los otros y con el universo -un tema desarrollado en varios ensayos- por más que los escenarios se ubiquen en el espacio o en ciudades extrañas.
Y de ahí su inmensa popularidad, en distintas partes del mundo, como aquí en la Argentina cuando se convirtió en la figura más convocante de todas las ediciones de la Feria del Libro, con salas atiborradas de personas que pugnaban por acercarse al escritor, reconocido sin necesidad de ninguna carta de presentación.
En un capítulo de esta novela -publicada por primera vez en 1950- Bradbury describe: "Y los hombres se lanzaban al espacio. Al principio solo unos pocos, unas docenas, porque casi todos se sentían enfermos aun antes que el cohete dejara la Tierra".
"Enfermaban de soledad, porque cuando uno ve que su casa se reduce al tamaño de un puño, de una nuez (...), y luego desaparece detrás de una estela de fuego, uno siente que no ha nacido nunca, que no hay ciudades, que no está en ninguna parte y solo hay espacio alrededor, sin nada familiar, solo hombres extraños", desliza.
"Y cuando los Estados Unidos son sólo una isla envuelta en nieblas y todo el planeta parece una pelota embarrada lanzada a lo lejos, entonces uno se siente verdaderamente solo, errando por las llanuras del espacio, en busca de un mundo que es imposible imaginar", escribe este hombre de aspecto bonachón, mirada irónica y una sonrisa difícil de desdibujar.
Novelas, ensayos, poesías, guiones para el cine y la televisión a -en total casi 600 cuentos y 30 libros- conforman la obra prolífica de este escritor, que tuvo sobre todo desde un principio la aceptación de la gente común, fascinada con sus historias.
Generalmente ignorado por los grandes premios literarios, Bradbury tuvo un reconocimiento especial: en 1992 se bautizó un asteroide con su nombre. Ahí en el espacio como a él le gustaba.
Para Bradbury la ciencia ficción "no es otra cosa que el nacimiento de las ideas", un género inabarcable en sus infinitas fantasías, que se nutre del avance tecnológico y las epopeyas espaciales, pero también de la aventura interior del ser humano, surcada por extraños sueños y la fuerza de sus deseos.
"No soy solamente un escritor de ciencia ficción -afirmó el escritor a Télam antes de llegar a Buenos Aires en 1997 para participar de la Feria del Libro-. Si bien algunos de mis libros, como `Fahrenheit 451`, pertenecen a ese campo, en general tienen más que ver con lo fantástico". .
Jorge Luis Borges -prologuista de la primera edición española- dijo que al leerlo sintió la fuerza de una narración que aunque anticipaba los viajes espaciales, también recuperaba el corazón de viejas creencias.
"Otros autores estampan una fecha y no les creemos porque sabemos que se trata de una convención literaria; Bradbury escribe 2004 y sentimos la gravitación, la fatiga, la vasta y vaga acumulación del pasado", escribió el autor de `Ficciones` en la introducción del libro, donde además se interroga: "¿Cómo pueden tocarme estas fantasías, y de una manera tan íntima?"
"Cuando escribí el libro -contó Bradbury- la Segunda Guerra Mundial había terminado hace pocos años y ya entonces miré a la ciencia con ojos críticos. Desde entonces mantengo esa actitud y creo que hoy debemos agudizarla: basta con ver lo que sucede en Africa o en Medio Oriente, cómo la gente se está matando y cómo la técnica interviene en ello".
Perteneciente a la edad de oro de la fantasía moderna -junto a Bloch, Asimov, Sturgeon, Hainiein, Farmer, Leiber-, consideraba que la literatura dice de la relación del hombre consigo mismo, con los otros y con el universo -un tema desarrollado en varios ensayos- por más que los escenarios se ubiquen en el espacio o en ciudades extrañas.
Y de ahí su inmensa popularidad, en distintas partes del mundo, como aquí en la Argentina cuando se convirtió en la figura más convocante de todas las ediciones de la Feria del Libro, con salas atiborradas de personas que pugnaban por acercarse al escritor, reconocido sin necesidad de ninguna carta de presentación.
En un capítulo de esta novela -publicada por primera vez en 1950- Bradbury describe: "Y los hombres se lanzaban al espacio. Al principio solo unos pocos, unas docenas, porque casi todos se sentían enfermos aun antes que el cohete dejara la Tierra".
"Enfermaban de soledad, porque cuando uno ve que su casa se reduce al tamaño de un puño, de una nuez (...), y luego desaparece detrás de una estela de fuego, uno siente que no ha nacido nunca, que no hay ciudades, que no está en ninguna parte y solo hay espacio alrededor, sin nada familiar, solo hombres extraños", desliza.
"Y cuando los Estados Unidos son sólo una isla envuelta en nieblas y todo el planeta parece una pelota embarrada lanzada a lo lejos, entonces uno se siente verdaderamente solo, errando por las llanuras del espacio, en busca de un mundo que es imposible imaginar", escribe este hombre de aspecto bonachón, mirada irónica y una sonrisa difícil de desdibujar.
Novelas, ensayos, poesías, guiones para el cine y la televisión a -en total casi 600 cuentos y 30 libros- conforman la obra prolífica de este escritor, que tuvo sobre todo desde un principio la aceptación de la gente común, fascinada con sus historias.
Generalmente ignorado por los grandes premios literarios, Bradbury tuvo un reconocimiento especial: en 1992 se bautizó un asteroide con su nombre. Ahí en el espacio como a él le gustaba.
Fuente: Télam.-
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